En el momento didáctico de inicio de una clase, se suele indagar sobre los conocimientos previos de los estudiantes y activarlos. De igual forma, se motiva a los estudiantes para el proceso de enseñanza – aprendizaje contemplado en el objetivo de la clase.
En esta publicación mostramos 3 actividades de inicio de una clase que hemos encontrado y nos parecen dinámicas y efectivas, la cuales pueden ser adaptadas al contexto y grupo de estudiantes.
Encuentra la conexión: Se escriben dos conceptos en la pizarra y los estudiantes deben determinar cómo se conectan estos conceptos. Luego, los estudiantes escriben en un pósit la relación que creen que tienen los conceptos y los pegan en la pizarra. En un pleno, se analizan las posibles conexiones y así se pueden determinar los conocimientos previos y motivar a los estudiantes sobre el aprendizaje que adquirirán en la clase. Ponerse de pie: Se realizan preguntas relacionadas con la clase, las cuales posean respuestas dicotómicas, de esta manera quienes crean que la respuesta es “A” se ponen de pie y quienes crean que la respuesta es “B” permanecen sentados. Se sugiere realizar las preguntas desde la más fácil a la más difícil, ir relacionando los temas con las clases pasadas y motivar el aprendizaje de la clase actual. Imagen con preguntas: Se muestra o entrega una imagen a los estudiantes y se realizan preguntas simples que permitan relacionar la imagen con los conocimientos previos de los estudiantes, cómo: ¿qué es?, ¿de qué se trata?, ¿cuándo sucedió? Etc. Luego, en un pleno se analizan las respuestas.
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Durante mucho tiempo, la evaluación se ha entendido como el cierre de la enseñanza: el momento de corregir, asignar calificaciones y finalizar una unidad. Sin embargo, cuando se integra al desarrollo de la clase, su propósito e impacto cambian significativamente. La evaluación formativa permite recoger información mientras se aprende, para ajustar lo que se enseña y cómo se enseña. Este enfoque transforma cada clase en una oportunidad para observar, retroalimentar y mejorar. Evaluar formativa...
En muchas aulas, el silencio no es señal de atención, es señal de miedo a equivocarse, miedo al juicio de los compañeros o miedo al rechazo del profesor. Miedo a equivocarse, al juicio de los compañeros o al rechazo del profesor. Este temor frena la participación en discusiones académicas y limita el aprendizaje. Pero, ¿cómo podemos transformar ese miedo en confianza?, ¿cómo crear espacios donde los estudiantes se sientan seguros para opinar, preguntar y debatir?
¿Qué tan conscientes somos de lo que nuestros estudiantes ya saben antes de comenzar una nueva unidad o proyecto? En el aula, muchas veces avanzamos con los contenidos sin detenernos a explorar qué ideas, representaciones o experiencias traen consigo quienes aprenden. Sin embargo, la activación de conocimientos previos es una oportunidad pedagógica poderosa para fomentar aprendizajes profundos, conectar conocimientos base del estudiante y dar sentido a lo que aprenden.